sábado, 27 de febrero de 2010

Por qué las mujeres musulmanas se cubren el rostro y llevan vestidos largos?

hijab






burqa




chador






La palabra "cubrirse" es un término genérico utilizado para describir el hecho de taparse con un tipo de vestimenta holgado y/o un pañuelo. El Corán subraya la importancia del recato, aunque en ningún caso prescribe específicamente que haya que cubrirse la cabeza. La costumbre de llevar velo se asocia al islam a causa de un pasaje coránico que reza: "Y di a las creyentes que bajen la vista con recato, que sean castas y no demuestren más adornos que los que están a la vista, que cubran su escote con el velo y no exhiban sus adornos" (24:31).

En ningún caso menciona el Corán que las mujeres deban llevar un tipo determinado de vestimenta, aunque sí hace incapié en el recato para los hombres: "Di a los creyentes que bajen la vista con recato y que sean castos" (24:30).

El particular modo de vestir islámico recibe multitud de nombres (hijab, burqa, chador, etc.) debido a la infinidad de estilos, colores y tejidos que usan las mujeres musulmanas en los diferentes países, desde Marruecos a Irán, Malasia, Europa y Estados Unidos, así como a la diversidad de hábitos y de interpretaciones de los versos coránicos. La costumbre entre las mujeres de cubrirse el rostro no se extendió en el Imperio Islámico hasta tres o cuatro generaciones después de la muerte de Mahoma. El velo, en sus orígenes, era un símbolo de honor y distinción; de ahí que en tiempos del Profeta sus esposas y las mujeres de las clases elevadas lo llevaran como distintivo de su posición. Las generaciones posteriores de musulmanas propagaron esta costumbre debido a la influencia de las mujeres persas y bizantinas de clases alta y media, que utilizaban velo como indicativo de su rango y, así, distinguirse no sólo de los hombres, si no también de las clases inferiores. El hecho de que no hubiera distinción de clases en los lugares de oración y en los mercados fomentó el uso del velo entre las mujeres musulmanas que vivían en las ciudades.

A menudo, se interpreta el velo como un signo de la situación de inferioridad de la mujer islámica. Sus detractores lo asocian al atraso y la opresión, mientras que el vestido occidental representa la individualidad y la libertad. Quienes rechazan el velo, musulmanes o no, resaltan la importancia de la expresión de la propia personalidad, que asocian con la manera distintiva con la que cada mujer se viste o se peina, además de considerar que cualquier persona, religión o cultura que exige a una mujer adulta vestirse de un modo determinado viola sus derechos y libertades. También cuestionan a aquellos que alegan que el velo sirve para proteger a la mujer, por lo que sugieren que esta imposición se extienda tambiéna los hombres, y así también ellos estén bajo control.

Los partidarios del velo justifican la elección del hijab porque libera a las mujeres de la excesiva importancia concedida al físico y de competir por su aspecto con el resto de las féminas, y porque evita que los hombres las vean como objetos sexuales a los que rechazan o dan su aprobación. Además, ayuda a la mujer a centrarse en su desarrollo espiritual, intelectual y profesional. Algunos estudiosos sostienen que la vuelta al modo de vestir islámico, especielmente en la década de los ochenta, fue un intento de la mujer musulmana de reconciliar su tradición islámica con los tiempos actuales, redefiniendo su identidad como mujeres musulmanas modernas. La indumentaria islámica también ha servido de signo de protesta y liberación, por lo que ha adquirido connotaciones políticas y se ha convertido en elemento de orgullo nacional y de oposición tanto a la supremacía occidental (cultural y política) como a los regímenes autoritarios.

Muchas jóvenes musulmanas utilizan el vestido islámico como rechazo a la tradición imperialista occidental que, en su opinión, apenas respeta a la mujer. Estas jóvenes creen que la moda occidental obliga a las mujeres a vestirse con ropa incómoda e indecorosa que las convierte en objetos sexuales y las despoja de toda decencia y dignidad. De ahí que las mujeres que prefieren el atuendo islámico encuentren extraño u ofensivo que condenen su humilde forma de vestir por considerarla carcelaria y misógina. Afirman que lo que Occidente debe criticar no es el hijab o el islam, sino un sistema social que fomenta un ideal poco realista, hace que las jóvenes se obsesionen por su aspecto físico y con su peso y enseña a los chicos a valorar a las chicas a partir de este ideal.

Por otro lado, aquellos que se muestran críticos con el vestido islámico, tanto musulmanes como occidentales, ponen en duda el hecho de que llevar el velo sea una opción personal. Para ellos, dichas mujeres se encuentran sometidas a una cultura patriarcal opresora o bien están bajo la influencia de los dictados de su religión. Afirman, además, que tras comprobar que el hijab controla y segrega a las mujeres, como en Afganistán durante el régimen talibán, el resto del muundo percibe el velo como símbolo de la conformidad y del confinamiento de la mujer que lo lleva.

Para algunos musulmanes, no obstante, las mujeres occidentales simplemente creen que son libres, pero no se dan cuenta del modo en que su cultura las explota cuando "eligen" pasarse largas horas cuidando su físico, vestir ropas ceñidas que resultan incómodas y usar peligrosos zapatos de tacón, cuando no se exhiben como objetos sexuales para vender coches, espuma de afeitar o cerveza. Este grupo de musulmanes afirma que los occidentales condenan el velo porque ellos mismos no son libres para elegir.

A partir de los años setenta, un número importante de mujeres "modernas", desde El Cairo a Yakarta, ha adoptado o retomado el vestido islámico. Se trata, por lo general, de un movimeinto voluntario liderado por mujeres jóvenes de clase media que viven en las ciudades, cuentan con una buena educación y trabajan en todos los sectores de la sociedad. Así, ha nacido una nueva moda que refleja una interpretación diferente del estatus y del papel de la mujer. De hecho, el diseño de los vestidos musulmanes actuales se ha convertido en un negocio floreciente. Algunas mujeres han abierto incluso sus propias empresas especializadas en el diseño y promoción de modelos recatados y novedosos que ofrecen una amplia gama de prendas de corte amplio y velos a juego.

Las mujeres que deciden cubrirse el rostro lamentan que la gente, en vez de preguntarles acerca del significado que la hijab tiene para ellas, simplemente asuma que están oprimidas por el hecho de llevarlo. En su opinión, este razonamiento resulta más opresivo de lo que cualquier forma de vestirse podrá resultar nunca. Aunque la mujer que lleva el velo sea una mujer fuerte e inteligente, muchos ya dejan de tenerla en cuenta automáticamente y se muestran reticentes a llegar a conocerla o a invitarla a participar en cualquier actividad. Señalan, además, que hay mujeres pertenecientes a otras culturas y religiones que habitualmente se cubren la cabeza, como es el caso de las mujeres rusas, hindúes, judías, griegas o las monjas católicas, y se preguntan por qué nadie supone que estas mujeres se sienten oprimidas. Si los detractores del velo asumen que las mujeres de otras culturas que cubren su cabeza son mujeres liberadas, ¿por qué no pueden pensar que las musulmanas que llevan velo son también libres?.

La mujer musulmana alude con frecuencia a lo que simboliza el hijab: devoción religiosa, disciplina, reflexión, respeto, libertad y modernidad pero, con demasiada frecuencia, nadie les pregunta lo que el velo significa para ellas.

1 comentario:

  1. ¿por qué no pueden pensar que las musulmanas que llevan velo son también libres?.!! PORQUE NO ES UNA ELECCION PARA ELLAS , NO SE PUEDE HABLAR DE LIBERTAD SI NO PODES TOMAR LA DECISIÓN.

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